La construcción del Puente de la Torre, o Tower Bridge en inglés, comenzó en 1886 gracias al diseño de Horace Jones y Wolfe Barry y tardó 8 años en completarse. Con sus 240 metros de longitud, el puente se compone de dos torres de 65 metros de altura conectadas por dos pasarelas horizontales que sobresalen sobre el puente levadizo.
Este monumento es un símbolo de la ciudad de Londres y por tanto es amado y protegido. Durante la Segunda Guerra Mundial, se camufló la estructura del puente para evitar que fuese un objetivo fácil para los bombardeos alemanes. Se cubrió el puente con material mimético y se pintaron algunas partes de color gris oscuro para hacerlo parecer más pequeño y confundirlo con el fondo. Estas medidas de camuflaje resultaron efectivas y el puente sobrevivió a la guerra sin sufrir graves daños.
La visita al Puente de la Torre
Hoy en día, este maravilloso puente levadizo, muy querido por los turistas, sigue funcionando gracias a un mecanismo eléctrico que reemplazó el ingenioso motor de vapor que estuvo en funcionamiento hasta 1976.
Las salas de máquinas victorianas que albergan los motores originales de vapor forman parte de la Tower Bridge Exhibition, junto con los pasillos peatonales desde donde se puede disfrutar de una vista impresionante a 42 metros sobre el río Támesis. La visita a uno de los puentes más bellos y famosos del mundo, sin duda, debería incluir una visita nocturna, cuando las dos imponentes torres iluminadas se reflejan en las aguas, no siempre tranquilas, del Támesis. Definitivamente, el Puente de la Torre es una de las primeras cosas que hay que ver en Londres y, por supuesto, fotografiar.
Qué ver alrededor del Puente de la Torre
Extiende tu visita a la zona circundante: el Puente de la Torre conecta ambas orillas del Támesis con la Torre de Londres por un lado y el HMS Belfast (el crucero militar en servicio hasta 1952 que también participó en el desembarco de Normandía) por el otro, y podrías visitar ambos. Si deseas enriquecer tu experiencia, visita St. Katharine's Dock, la antigua estructura portuaria y mercantil ahora reconvertida que se encuentra a pocos pasos del puente levadizo. Adéntrate en los pintorescos paseos que rodean toda la dársena, entre lujosas embarcaciones y viejos barcos con grandes velas guardadas, y si lo deseas, tómate un descanso en uno de los muchos restaurantes y pubs a lo largo de los muelles de la pintoresca área portuaria.
También a lo largo de la orilla sur de este tramo del Támesis, podrás disfrutar de un tranquilo y pintoresco paseo por el río, rodeado de callejuelas silenciosas y plazas por ver. Si te encuentras con la marea baja frecuente, te sorprenderá ver las embarcaciones encalladas en el fango del fondo.
